Después de 9 meses de ver como mi cuerpo deja de ser ese compañero fiel y se convierte en ese gran desconocido con vida propia, gustos diferentes y poder de transformación, todavía me sorprende que haya podido volver a su estado original en poco tiempo. Sí, soy de esas con suerte que después de mes y medio se han vuelto a reconocer delante del espejo, sin haber sufrido el efecto de las muy temidas estrías, pero la ley de la gravedad no ha perdonado y ahora ando buscando el producto maravilloso que contrarreste sus efectos... aunque lo veo complicado.
Pero como la batalla a la estrías es una batalla ganada, quiero presentaros los productos que han acompañado durante el periplo maternal.
TROFOLASTIN ANTIESTRIAS.
Descubrí esta crema gracias que mi abuela, un cielo de ochenta y tanto años, presume de ser gran amiga de su farmacéutica y se empeño en hacer su aportación a la lucha contra la grieta. La crema en un principio me pareció más gruesa y de peor absorción que las antiestrías probadas en el inicio del embarazo, pero tras semanas de aplicación y con una cantidad mínima (el tubo de 200 ml duraba una eternidad), ha resultado ser una crema estupenda, que mantuvo toda la zona del vientre y piernas hidratada y que cumplió su promesa de evitar la aparición de estrías.
ACEITE HUIL TONIC, DE CLARINS
Para acompañar a la antiestrías, que me aplicaba por las noches, utilicé este aceite como complemento de la ducha diaria. Contiene aceites esenciales de romero, geranio y menta y aceite de avellana, lo que resulta es una piel hidratada pero no aceitosa (hay que aclararse tras su aplicación) y un ligero olor delicioso que provoca una agradable sensación de bienestar. Ahora, 3 meses después, y dado que todo me resulta excesivamente untuoso en los calores veraniegos, sigo usándolo y creo que tiene visos de convertirse en parte de mi fondo de armario (o de tocador, para ser exactos).
¿Y vosotras qué opináis? ¿mantenéis a raya la estrías? ¿algún otro producto-milagro para el embarazo? ¿y para combatir la fuerza de la gravedad?
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